HOY ESCRIBE EN LA NOTICIA
NO ERES TÚ, SOY YO…
NO ERES TÚ, SOY YO… es una frase recurrente para terminar una relación, es una especie de excusa cuando no se tiene el valor de enfrentar los motivos que nos llevan a terminar con algún compromiso.
NO ERES TÚ, SOY YO… es una frase un tanto cobarde que no permite a quien la dice, desnudar sus sentimientos y expresar lo que siente, lo que le pasa, lo que ya no quiere, lo que ya no le gusta, lo que está viviendo. Es una puerta oscura que se entrecierra sin saber exactamente porque.
Cuando se tiene cierto compromiso, se debe cumplir con respeto y entrega, con lealtad y confianza, y cuando por alguna razón se debe terminar (bastante respetable) por el bien de ambas partes es necesario cerrar ciclos, no dejar conjeturas que provoquen malos entendidos, enemistades, ni rencores, pues la vida es una rueda de la fortuna que da vueltas y vueltas; no se trata de ir viendo como enemigo a la persona que en su momento significó tanto en nuestra vida, quizás no volveremos a ser amigos, quizás no volveremos a platicar, pero ello no implica que hasta por educación podamos saludarnos o tener un bonito deseo de que le vaya bien, de por lo menos desearle bendiciones.
NO ERES TÚ, SOY YO, es una frase que antes de pronunciarla, hay que reflexionarla… ¿Cuál es el caso de evadir lo que siento o ya no siento? ¿Cuál es el caso de asumirse culpable solo por no querer hablar? ¿Cuál es el caso de sembrar incertidumbre en la persona con que compartimos tantos momentos? ¿Cuál es el caso de retirarse en puntos suspensivos y no en punto final?
Insisto, la vida está lleva de ciclos, que así como se abren se deben cerrar, el destino no está escrito y es mejor estar en paz con la gente, pero sobre todo con uno mismo. La retroalimentación nunca está de más, y en una relación, vale la pena hablar de lo bonito, y de lo que pudo haber sido mejor… cerrar sin mentiras, sin rencores y sin agravios, plenamente convencidos de que el tiempo invertido valió la pena.
NO ERES TÚ, SOY YO… daña a quien la dice y se retira, y lástima fuertemente a quien la recibe sin saber a ciencia cierta porque…
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¿Por qué sobrepienso? Cómo dejar de hacerlo en sencillos pasos que le darán calma a tu mente
Nota redactada por: Psicóloga Violeta Gutiérrez. 06 de Noviembre del 2025
Sobrepensar no significa reflexionar o planear, sino darle vueltas una y otra vez a algo sin resolverlo o avanzar. Esto alimenta la preocupación y nos deja confundidos, ansiosos, paralizados y desconectados del presente. Sin embargo, existen formas de ponerle un alto a ese diálogo mental. En este artículo te comparto algunas herramientas para dejar de sobrepensar y recuperar la calma mental.
¿Por qué sobrepensamos?
Nuestra mente suele viajar al pasado reviviendo situaciones que no se pueden cambiar o al futuro, anticipando escenarios que tal vez nunca ocurran o todo lo que podría salir mal.Esto sucede en momentos de incertidumbre: cuando sentimos que no tenemos el control o cuando enfrentamos situaciones que nos generan ansiedad o miedo (a equivocarnos, fracasar, no saber qué va a pasar, al dolor o rechazo). En realidad, no todo está en nuestras manos y el único momento que tenemos para vivir es el presente.
Aunque parezca que estamos resolviendo algo, al sobrepensar en realidad nos estancamos. Esto genera tensión en el cuerpo y aumenta el estrés, lo que puede tener efectos negativos en nuestra salud integral, tales como:
Dejar de sobrepensar no se trata sólo de parar la mente, sino de aprender a pensar de manera adecuada y productiva.Herramientas que te ayudaran a dejar de sobrepensar:
1. Reconoce si estás sobrepensando
Acepta que los pensamientos son normales y ahí están, ya que todos los tenemos. Revisa si lo que piensas tiene solución, depende de ti y te ayuda seguir pensando en ello. Si no puedes hacer nada al respecto, probablemente estás sobrepensando.
2. Enlista y cuestiona tus pensamientos
Haz una lista de lo que te preocupa y clasifícalo entre lo que depende de ti y lo que no. Pregúntate: ¿Qué evidencia tengo de que eso sucederá? ¿Estoy exagerando, generalizando o dramatizando? Aprende a soltar lo que no está en tus manos para enfocarte en lo que sí puedes hacer.
3. Establece un tiempo para preocuparte
Dedica un momento del día para pensar conscientemente en tus preocupaciones. Puedes escribir sobre ellas, hablarlo con alguien o reflexionar en búsqueda de soluciones. Si surgen fuera de ese momento, recuerda que ya tienes un espacio asignado para atenderlas. Esto ayudará a tu mente a calmarse.
4. Enfoca tu mente
Realiza actividades que te mantengan conectado con el presente. Invierte tu energía en lo que sí puedes hacer, como cocinar, bailar, cantar, escuchar un podcast, leer un libro, caminar, etc.
5. Muévete
Mover el cuerpo ayuda a liberar la mente. Hacer ejercicio, caminar, estirarse, bailar o incluso realizar tareas domésticas puede ayudarte a romper el ciclo del pensamiento excesivo.
6. Establece límites
Como sugiere R. Rocha (2024), evita situaciones que te generen estrés: reduce el consumo de redes sociales y aléjate, cuando sea necesario, de personas que activan pensamientos negativos. Protégete emocionalmente y date permiso para descansar.
7. Practica la atención plena
La atención plena (mindfulness) consiste en enfocarse en el momento presente, sin juzgar. Ayuda a reducir la rumiación y reconectar con el aquí y el ahora. Puedes empezar con ejercicios de respiración o meditación guiada.
8. Confía en ti
Dejar de sobrepensar comienza con el autoconocimiento. Es fundamental identificar qué detona tus preocupaciones, las emociones surgen y cómo puedes transformar esa energía mental en acciones concretas. Confía en tu capacidad para enfrentar lo que venga. Aunque no tengas todas las respuestas, permite que las cosas fluyan sin crear guiones mentales. Acepta que no todo se puede controlar y aun así, puedes confiar sobre qué hacer cuando llegue el momento.Pensar es natural y útil, pero sobrepensar nos aleja del presente, agota nuestra energía y deteriora nuestro bienestar.
Cuando sobrepìenses vuelve al presente, a lo que sí puedes hacer, es el primer paso para recuperar la calma.
Si en el pero de los casos sientes que no puedes dejar de sobrepensar, acude con tu psicólogo o psicóloga de confianza, no estas solo, existen personas que pueden ayudarte y acompañarte en el proceso.
MTF. Violeta Gutierrez Solis
Contacto: celular 6484694143
Facebook: Psicóloga Violeta Gutiérrez
Instagram @psicologagutierrez

HOY ESCRIBE EN LA NOTICIA
¿Qué es el duelo y cómo los mexicanos lo enfrentamos a través del Día de Muertos?
Nota por: Psicóloga Violeta Gutiérrez. 30 octubre del 2025
El duelo es el proceso psicológico que se experimenta tras una pérdida, como la muerte de un ser querido, y las etapas más conocidas, según el modelo de Elisabeth Kübler-Ross, son cinco: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Es importante entender que estas etapas no son lineales; se pueden vivir en un orden distinto, revivir alguna o incluso experimentarlas de forma simultánea.
Los mexicanos enfrentamos el duelo y la muerte de una manera compleja, que mezcla el dolor con la celebración y el recuerdo a través de rituales y tradiciones, como el Día de Muertos, que ve la muerte como parte natural del ciclo de la vida. Se enfatiza en la comunidad y el apoyo familiar, manteniendo presentes a los seres queridos fallecidos a través de altares, ofrendas y conversaciones, incluso incorporando a los niños en estos ritos para que comprendan la muerte desde pequeños.
Etapas del duelo
En 1917 Sigmund Freud mencionaba que el duelo es la reacción resultante de la pérdida de la persona amada o bien la patria, la libertad o el ideal. Freud subrayó que el duelo no se trata de una enfermedad, puesto que, con el paso del tiempo, este estado emocional puede superarse; sin embargo, puede traer como consecuencia alteraciones en la conducta, sensación profunda de dolor, falta de interés en el mundo exterior, pérdida de la capacidad de amar y alejamiento de cualquier actividad que le recuerda su perdida.
Cuando se han disminuido las emociones incomodas, se logra aceptar en su mayoría el dolor que la pérdida que el objeto produce, entonces renace el amor por el objeto, el sujeto en duelo siente más que la vida interna y la externa seguirán existiendo a pesar de todo, y que el objeto amado puede ser conservado internamente. De esto depende el manejo de las pérdidas acontecidas en la vida adulta. La manera en que cada persona experimenta una pérdida y la posibilidad de elaborarla están en función de su propia historia y recursos
Consideraciones importantes sobre el duelo
A diferencia de la mayoría de los países en los que la muerte tiene un significado de tristeza y aflicción, en México ocurre algo distinto gracias a una de sus celebraciones más importantes: el Día de Muertos, originado a partir de la mezcla de la cultura prehispánica y española. En El Laberinto de la soledad (1950) Octavio Paz menciona que el mexicano moderno le da la espalda a la muerte y aun así, ésta se hace presente: el mexicano la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. En su actitud hay quizá tanto miedo como en la de otros; mas no se esconde; se contempla cara a cara con impaciencia.
Los mexicanos enfrentan el duelo y la muerte de una manera compleja que combina el dolor con la celebración, honrando la memoria de los fallecidos a través de rituales comunitarios como velorios y el Día de Muertos. Se aceptan las emociones como parte del proceso y se busca el apoyo en la familia, la comunidad y los rituales, aunque también se puede buscar ayuda profesional para superar la pérdida.
A veces la idea de pensar que la vida tiene un final causa terror y la manera que hemos desarrollado para enfrentarla, es por medio de fiestas y celebraciones que nos ayudan a sobrellevar mejor la perdida. Se dedican calaveras literarias, las cuales expresan en forma de broma la llegada de la muerte a ciertas personas o en ciertas situaciones; se ponen altares o se adornan las tumbas con colores y una simbología específica; se ofrecen alimentos para aquellos que se piensa regresarán del más allá y, en caso de que algo falte o se ingiera la comida destinada para los que ya se fueron, se imagina que el muerto regresará a jalar le las patas a sus seres queridos.
La tradicional ingesta de calaveras de azúcar, chocolate o amaranto, todos ellos alimentos dulces que provocan al paladar una sensación agradable, con el nombre de una persona ya fallecida durante esta festividad mexicana de hecho funciona como una excelente metáfora sobre el trabajo de duelo: al mismo tiempo que se acepta el dolor producido por la ausencia, llevamos a las personas que ya no están hacia nuestro interior, y es en nuestra mente donde aún podemos convivir con ellas a través de los recuerdos y las enseñanzas que nos dieron en el pasado. Durante toda nuestra vida, repetimos esta labor y esos seres queridos terminan por colocarse en nuestras mentes. Poco a poco, estos la pueblan, la llenan de bondad y es ante el predominio de esta cualidad que la visión de la realidad cambia: ya no se vive con temor y miedo. Gracias a la presencia interna de las personas que se han ido, se crea en nosotros una sensación de confianza y seguridad que nos permite vivir con paz y serenidad, aunque aquellos físicamente ya no están.
El Día de Muertos es la fecha en la que nos es posible dialogar con los seres queridos que se han ido, traerlos de vuelta y, sobre todo, reflexionar que nuestra vida en algún momento llegará a su fin, lo cual nos da la oportunidad de disfrutar el presente con aquellos que aún están y, al mismo tiempo pensar que, aun cuando hayamos dejado este mundo físicamente, continuaremos vivos en las mentes y los corazones de las personas que aun nos aman.
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¿En que consiste el Trastorno Bipolar? Conoce sus síntomas y funcionamiento
Nota Por: Psicóloga Violeta Gutiérrez 23 de Octubre del 2025
El trastorno bipolar, antes denominado depresión maníaca, es una enfermedad mental que causa cambios del estado de ánimo extremos. Estos incluyen subidones emocionales, también conocidos como manía o hipomanía, y bajones, también conocidos como depresión. La hipomanía es menos extrema que la manía. Cuando te deprimes, puedes sentirte triste o desesperanzado y perder el interés o el placer en la mayoría de las actividades. Cuando tu estado de ánimo cambia a manía o hipomanía, puede que te sientas muy excitado o feliz (eufórico), lleno de energía o inusualmente irritable. Estos cambios del estado de ánimo pueden afectar tu sueño, energía, actividad, juicio, comportamiento y capacidad para pensar con claridad.
Las crisis de cambios del estado de ánimo de depresión a manía pueden ocurrir rara vez o varias veces al año. Cada crisis dura varios días. Entre las crisis, algunas personas tienen largos períodos de estabilidad emocional. Otras pueden tener cambios del estado de ánimo con frecuencia, pasando de depresión a manía, o tener tanto depresión como manía al mismo tiempo. Aunque el trastorno bipolar es una afección para toda la vida, puedes controlar tus cambios del estado de ánimo y otros síntomas siguiendo un plan de tratamiento. La mayoría de los casos se atienden en combinación de tratamiento farmacológico y terapia psicología de manera simultánea para tratar el trastorno bipolar.
Existen varios tipos de trastornos bipolares y relacionados:
Manía e hipomanía
La manía y la hipomanía son diferentes, pero presentan síntomas similares. La manía es más grave que la hipomanía. Ocasiona problemas más notorios en el trabajo, la escuela y las actividades sociales, así como en las relaciones con los demás. La manía también puede ocasionar una ruptura con la realidad, conocida como psicosis. Podrías necesitar permanecer en el hospital para recibir tratamiento.
Crisis depresiva mayor
Una crisis depresiva mayor incluye síntomas lo suficientemente graves como para dificultar la realización de las actividades diarias. Estas actividades incluyen ir al trabajo o a la escuela, participar en actividades sociales y llevarse bien con los demás. Una crisis incluye cinco o más de los siguientes síntomas:
Los síntomas de los trastornos bipolares, incluidas las crisis depresivas, pueden incluir otras características, tales como:
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