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¿ERES BUEN AMIGO?

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Soy una persona que fielmente cree en el valor de la amistad, en esa relación que implica confianza y empatía, que no precisamente requiere de cercanía física para ser real. Ser amigo es fácil si se quiere serlo, sin envidia, ni siquiera de “la buena”.

Un amigo no te condiciona a nada, se es o no se es, respeta tu ideología política, tu religión, tu preferencia sexual, tu condición social o económica, tu género y hasta tu carácter…

Ser amigo, verdadero amigo, va más allá de tantas banalidades estúpidas, de malos entendidos, de dejarse llevar por personas que no tienen nada que ver con la relación.

La amistad es un valor sagrado que hay que saberse ganar y hay que saber compartir, es fácil decir amigo, de hecho está de moda… -Amiga -Amigo – Amigui, pero serlo, implica compromiso.

Valora a quien te valora, deja ir a quien ya cumplió su ciclo en tu vida, la amistad no se mendiga, solo sucede. No te aferres a falsas amistades, no fuerces relaciones, no tiene caso, todo sucede por algo.

Si tienes amigos verdaderos, aliméntalos con un -“te quiero”, -“hoy me acordé de ti”, – “te mando un abrazo”… ello servirá de abono a tan noble sentimiento, el reflejo de lo que ocurre te sorprenderá y obviamente generará en tu corazón un latido diferente.

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¿Que hacer cuando tu pareja y tú tienen proyectos de vida diferentes?

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Redacción por Psicóloga Violeta Gutiérrez

Al plantearnos cosas como tener hijos, cambiar de trabajo o mudarnos de ciudad te das cuenta de que quizá tu pareja no encaja en tu vida

Han reído, llorado, soñado, viajado y se han comido a besos durante meses, quizás años. Pero poco a poco vas viendo que las cosas no van en la dirección que te gustaría y vas cediendo y cediendo, hasta que un día te das cuenta de que tu relación y tus planes de vida caminan en sentido opuesto. No quieres tener hijos, ni quieres comprar una casa o hipoteca para el resto de tu vida, ni te agradan los mismos planes de fin de semana que a tu pareja.

Tienes prioridades completamente diferentes y les resulta imposible avanzar o hacer planes de futuro mínimamente coherentes. Y lo peor de todo, sientes que estás perdiendo un tiempo muy valioso con una persona con la que en realidad no te entiendes. Los proyectos de vida comienzan a cobrar importancia a partir de los 30. Es entonces cuando nos planteamos cosas como tener hijos, cambiar de trabajo o mudarnos de ciudad, decisiones que serán decisivas para el futuro de la pareja.

El motivo más común para este tipo de situaciones en consulta es el de tener hijos. Normalmente estos son casos en los que un miembro de la pareja quiere tener hijos a corto plazo, pero la otra continúa indecisa provocando una tensión entre ellos, a veces incluso llegando a la ruptura. El segundo motivo más recurrente para este desentendimiento es el de irse a vivir fuera o no. Esto se debe, a la cantidad de consecuencias que tiene sobre la pareja iniciar un nuevo proyecto que normalmente suele estar centrado en uno de ellos. Sin embargo, esto también ocurre en las parejas que simplemente han pasado gran parte de su relación centrados en otros problemas o viviendo sus propias rutinas. Después de haber luchado mucho por resolver otras cuestiones, pero después se dan cuenta de que en realidad no comparten nada. Esto suele ocurrir en parejas con relaciones largas que, por ejemplo, se han centrado en criar a los hijos y en el día a día, en lugar de analizar su relación y ver hacia donde se dirigen si es mejor seguir con la relación o continuar cada quien con su propio proyecto de vida.

En casi todos los casos el mismo problema se repite: la falta de comunicación y las dudas. Es muy importante saber lo que quiere uno mismo. Ocurre que a veces no se tiene claro o que, al hablarlo con la pareja, se generaliza y se deja todo a la deriva. Lo que acaba ocurriendo es que pasa el tiempo y que, cuando realmente llega el momento de plantearse la situación, uno de los dos tiene una postura cerrada que su pareja no esperaba y deja pocas opciones a la relación.

Cuando llega el momento de plantearse tener hijos y es el hombre el que no quiere la mujer se siente engañada por esos años de su vida que ha invertido en esa pareja y las dificultades y el tiempo que transcurrirá hasta que encuentre a otra pareja con la que tener hijos. El problema de esto es que suele terminar en ruptura, porque en el caso de que uno de los dos acabe cediendo por la presión que el otro ejerce sobre el, sentirá mucha frustración y acabará culpando al otro del tiempo que perdió o de lo que le ha visto forzado a hacer.

En ocasiones la ruptura es el mejor camino

Para evitar este tipo de dilemas recomiendo reflexionar seriamente sobre lo que se quiere y dedicarle el tiempo necesario a hablar del tema desde el principio. Ser congruentes y decir la verdad sin generalizar, algo que no suelen hacer muchas parejas. Si no quieres viajar o vivir fuera, exprésalo. Si no quieres tener hijos o tienes muchas dudas, dilo. Si no eres sincero/a con tu pareja llegará un punto en el que el conflicto surgirá, ya que la única manera de afrontarlo es superar tus miedos y aceptar tus propósitos por encima de los de tu pareja.

Se que suena muy bien en la teoría, pero en la practica el resultado de esta difícil decisión personal no suele acabar bien en muchos casos, al menos en un principio. Generalmente esto conlleva una ruptura que en muchas ocasiones, es una liberación de unas dinámicas que estaban volviéndose tóxicas. Todos los conflictos surgen por una falta de honestidad no solamente con la pareja, sino con uno mismo. Si tú no aclaras lo que quieres, ¿cómo vas a saber si lo que quiere tu pareja es lo que quieres tú?

Se coherente primero contigo, con lo que quieres y con tu plan de vida personal.

No antepongas a tu pareja sobre tus planes vitales. No me refiero a proyectos concretos, si no a esas cosas que sí o sí quieres experimentar en tu vida, aunque conlleven un cambio drástico. Si pones como prioridad tu relación sobre tus deseos, acabarás en la frustración y la relación se dañarátornándose violenta. Aunque no sea fácil, encontrar a alguien que se ajuste a lo que de verdad queremos es la única manera de ser feliz en pareja.

Y si no sabes que hacer, te encuentras en una encrucijada, no sabes cómo decírselo a tu pareja, te sientes frustrado, perdido, no escuchado o no valorado, acude con el profesional de salud mental de tu confianza que pueda apoyarte y acompañarte para lograr tomar una decisión adecuada a tu proyecto de vida.

 

 

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Beneficios de ser una persona paciente

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Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez

En el mundo actual, donde prima la inmediatez, ser paciente resulta difícil. Y por ello, desde la psicología exponen que esta es una virtud que se debería entrenar más, porque te permite afrontar mejor los obstáculos cotidianos, así como conseguir grandes metas en tu vida. La importancia de la paciencia en la vida es fundamental, las personas pacientes tienen menos conflictos en su día a día porque son capaces de controlar sus impulsos y de que la emoción no domine sus respuestas o reacciones, sino que lo haga la razón.

¿Qué es la paciencia?

La paciencia, es la capacidad de esperar y tolerar la incertidumbre, afrontando el sufrimiento de dicha espera de la mejor manera posible. Es la capacidad que tiene una persona de sufrir y soportar adversidades, molestias o ausencias sin perder la calma. Ser paciente está relacionado con la no impulsividad, es una persona que no reacciona de forma rápida y tiene como un espacio para digerir las respuestas, analizar.

La paciencia es buena porque nos convierte en personas más fuertes, más resistentes a la duda o a la frustración. En consecuencia, sufriremos menos. La recompensa es mayor si se espera lo suficiente. Es bueno desarrollar el autocontrol y la capacidad de espera, con una expectativa ajustada y no idealizada o excesiva para no frustrarnos. Si no espero a que el fruto madure, me perderé muchas de sus propiedades y el disfrute del sabor en su punto de madurez. Si conseguimos pasar la primera fase de impulsividad, activamos el lóbulo frontal, un área cerebral que nos ayuda a tomar decisiones acertadas. Cuando yo soy impulsivo y no tengo paciencia es la amígdala, esa estructura la que reacciona y esa amígdala bloquea el lóbulo frontal que es el encargado de tomar las decisiones.

A las personas nos cuesta afrontar la incertidumbre, a medida que crecemos vamos desarrollando la paciencia y capacidad de esperar, porque aprendemos que de esa forma conseguiremos lo que necesitamos. También, porque nos hemos acostumbrado a vivir en la inmediatez. En una sociedad donde las nuevas tecnologías, las redes sociales y el acceso prácticamente inmediato a la información y a lo que necesitamos, está a golpe de un click, nos está haciendo más impacientes.

Algunas ventajas de ser paciente son,  el bienestar y el equilibrio emocional, ya que ayudan a desarrollar la confianza en las propias capacidades, y en nada significa que seamos conformistas. Otra de las ventajas es que la paciencia nos ayuda a prevenir la ira y la frustración, dos sentimientos incomodos que atentan contra nuestro bienestar. A través de la paciencia somos capaces de aprender a aceptar lo que se nos presenta de forma inesperada como las soluciones más adecuadas.

 5 beneficios esenciales de la persona paciente:

  • Ser pieza clave en trabajo en equipo.
  • Genera menos adicciones. “Por la experiencia nos hemos dado cuenta que los niños y adolescentes pacientes tienen menos riesgo de tabaquismo, drogas”-
  • Menos episodios de depresión. Una persona impaciente al ser más impulsiva tiene más conflictos internos es más difícil que tenga ese equilibrio que marca la tranquilidad.
  • La persona paciente suele saber con más precisión cómo actuar
  • Baja los niveles de estrés, ansiedad

Factores que boicotean la paciencia

No ser capaces de controlar el impulso, la baja tolerancia a la frustración y en ocasiones una baja autoestima o el no confiar en nosotros mismos y nuestras capacidades, pueden boicotear la paciencia. Hay muchas cosas que se escapan a nuestro control, es importante desarrollar la tolerancia de frustrarnos hasta que se den las condiciones necesarias para alcanzarlo, pero también es importante esperar, para recoger los frutos, pues no llegan de forma inmediata.

Entrenarnos en la paciencia ayuda a reducir el estrés. Si aprendes a gestionar las emociones angustiosas que generan la incertidumbre y el desasosiego de lo ansiado, puedes ser más feliz en la vida. La impaciencia en muchos casos ocasiona ansiedad y estrés que van a provocar un montón de pensamientos distorsionados e incluso catastrofistas que te harán sufrir y lo que es peor, te mantendrán en el estrés. No obstante, la impaciencia nos aporta la satisfacción de la inmediatez.

Cómo cultivar la paciencia

  1. No exagerar. Esperar un minuto más en pensar, “pasar el semáforo en verde no va afectar en nuestra vida. Así que permitámonos ese minuto”, aconseja Laura Palomares.
  2. Relativizar es fundamental. “Preguntarnos cómo de grave es realmente esperar y hasta qué punto esa espera puede merecer la pena, es, en opinión de Navarrete, la actitud principal para cultivar la paciencia”. Se trata, dice Palomares, de dar a las cosas la verdadera importancia que tienen.
  3. Respirar, enfocarnos en la respiración y sentir esa pausa profunda.
  4. Asumir responsabilidades. “En muchos casos, aclara Laura Palomares, no nos enfada la situación sino algo que hemos hecho”.
  5. Ser coherente.
  6. No ser tan exigente con uno mismo.
  7. Pensar antes de hablar e incluso escribir. Según Palomares, esto ayuda muchísimo a digerir las emociones y baja la intensidad del día a día.
  8. Aprender a vivir en el presente, desterrando las comparaciones con el pasado y anticipaciones sobre el futuro. Para esto el mindfulness puede ser una herramienta muy valiosa.
  9. Diferenciar lo que depende de ti y de lo que no. Es fundamental entender que el esfuerzo es positivo. Actualmente, se presenta en niños y adolescentes la creencia de que el esfuerzo es un fracaso en sí mismo, en lugar de un camino para alcanzar la meta, lo que en ocasiones les lleva a abandonar los estudios y mostrar una baja autoestima.
  10. Lo que no depende de nosotros requiere del arte de la espera, de aprender a afrontar ese tiempo sin saber si lo deseado llegará o no, con una actitud que no nos haga sufrir, gracias a la relativización y a la búsqueda de alternativas o un plan b, en el caso de que no pueda ser.

 

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¿Conoces las diferencias entre la Psicología Jurídica y Forense? Aquí te lo cuento

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Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez 

¿Sabías que existen disciplinas psicológicas que son clave en el proceso judicial?

La psicología jurídica y forense son ramas que brindan apoyo e información a casos judiciales, contribuyendo a la toma de decisiones informadas.  La psicología jurídica y la psicología forense son dos disciplinas que comparten un enfoque común en la relación entre el sistema legal y la salud mental, sin embargo, mantienen diferencias significativas en cuanto a los objetivos y ámbitos de aplicación.

Por un lado, la psicología jurídica aplica los conocimientos y principios psicológicos al sistema legal y las características legales en general. La disciplina jurídica estudia la conducta humana en el área judicial, como la evaluación de la capacidad mental de los acusados, la selección del jurado, la testificación.

Y por otro lado, la psicología forense recolecta y estudia datos psicológicos del caso. Esta corriente psicológica se utiliza en casos penales y civiles, con el objetivo de comprender el comportamiento humano y brindar información relevante al sistema de justicia.

¿Qué es la psicología jurídica?

La psicología jurídica es la intersección de la psicología en general, en relación a la comprensión de la conducta del ser humano, y la criminología. Esta se enfoca principalmente en el análisis de la conducta de los diversos actores involucrados en el ámbito legal, con el propósito de comprender las causas y consecuencias de sus acciones.

El objetivo principal de esta disciplina es contribuir en la prevención y encontrar soluciones a problemas jurídicos. Por ende, se considera una rama especializada de la psicología que investiga la conducta humana con el derecho, la justicia y la ley.

La psicología jurídica utiliza los principios y métodos de la psicología para entender cómo influyen los factores psicológicos en el sistema legal y judicial, y cómo se pueden aplicar estos conocimientos para mejorar la justicia y el bienestar de las personas involucradas en el ámbito legal.

Dentro de las variadas áreas en donde se desarrolla la psicología jurídica, está:

La psicología penitenciaria.
La psicología de fuerzas armadas y policial.
La psicología familiar y civil.
La psicología aplicada a los juzgados sociales.
La psicología jurídica penal.

¿Qué es la psicología forense?

La psicología forense es una subdisciplina de la psicología jurídica, que tiene como objetivo facilitar la administración de justicia de los tribunales, y se enfoca principalmente en este ámbito judicial. En particular, se encarga de la aplicación de todas las ramas y saberes de la psicología ante las preguntas que realiza el mundo jurídico y coopera con la justicia actuando en el foro de ahí viene su nombre “forense”.

La tarea principal que tienen profesionales del área que se dedican a esta disciplina es proporcionar información psicológica relevante que contribuya a los propósitos legales. Además, dentro de las tareas principales que deben hacer es evaluar si el acusado presenta alguna alteración en su estado mental, ya que esto puede tener efectos en la determinación del veredicto del caso. Para ello, el psicólogo detrás del estudio debe llevar a cabo una evaluación pericial psicológica detallada.

La psicología forense utiliza los principios y métodos de la psicología para comprender y analizar los aspectos psicológicos en el contexto legal y judicial. Su objetivo es proporcionar conocimientos y evidencias psicológicas que puedan contribuir a una toma de decisiones justa y precisa en el sistema legal, así como a la promoción del bienestar y la rehabilitación de las personas involucradas en casos legales.

Ya que la psicología forense fusiona dos disciplinas, las personas que se especializan en este campo conocen bastante el derecho penal, lo que permite abordar de manera integral los aspectos psicológicos y legales del contexto judicial.

Dentro de las áreas de intervención comunes, están:

La psicología forense experimental.
La psicología forense clínica.

¿Cuáles son las diferencias entre psicología jurídica y forense?

Los psicólogos forenses recopilan y analizan datos psicológicos relevantes en el contexto judicial, mientras que la psicología jurídica se dedica al estudio de la conducta humana dentro del ámbito legal. Ambas disciplinas se combinan para brindar apoyo y comprensión en el contexto de la justicia.

La psicología forense se utiliza en el ámbito judicial para colaborar con magistrados y las instituciones penitenciarias, y brindarles la información y apoyo necesario para la resolución de un caso. En este sentido, los psicólogos forenses son responsables de recopilar y estudiar los datos psicológicos del contexto legal.

Mientras que, la psicología jurídica se centra principalmente en el estudio de la conducta humana en el ámbito legal. La psicología jurídica adopta un enfoque más filosófico y la psicología forense más práctico.

La psicología jurídica es más teórica ya que se dedica y enfoca en el análisis de la conducta humana en el ámbito legal y la psicología forense en la aplicación de las técnicas en la evaluación psicológica en casos específicos.

 

Contacto Teléfono: 6484694143

Facebook: Psicóloga Violeta Gutiérrez

Instagram:  psicologagutierrez

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