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¿Qué es el proceso de duelo? ¿Cómo se puede superar?

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Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez Solís

Maestra en Terapia Familiar.

El duelo es un estado psicológico que facilita poco a poco aceptar la pérdida y adaptarse a una vida sin esa persona. El dolor es algo natural que se tiene que sentir puesto que se trata de una respuesta normal ante momentos complicados

La pérdida de un ser querido es uno de los momentos más complicados que todo ser humano debe enfrentar en su vida. La muerte de alguien de alguien que amas provoca un impacto importante en todas las áreas vitales de la persona que vive el duelo.

A nivel emocional se van a ver alteradas sus emociones, su intensidad y frecuencia y estarán afectadas durante unos días la atención, la concentración y la forma de pensar. El rendimiento académico o laboral pueden disminuir. Es muy probable que se presenten síntomas físicos como la ansiedad, tensión, cambios en la temperatura, afecciones gastrointestinales, nerviosismo, dificultades para dormir, lloros espontáneos y frecuentes. La tendencia a aislarse, el poco interés por las actividades cotidianas y la falta de decisión son también frecuentes. En este momento, habrá entrado en el proceso de duelo.

El duelo es un estado psicológico que facilita asumir progresivamente la pérdida y adaptarse a una vida sin la persona querida. Posibilita que se vayan retomando las responsabilidades familiares y profesionales, que se fijen nuevos objetivos e ilusiones que normalicen el día a día. No se trata de olvidar al ser amado, pero poco a poco y durante este proceso se aprende a vivir sin esa persona, la vida sigue.

Cada persona además pasa por su propio duelo. Dependerá de diferentes factores individuales y del entorno. Si la persona ya se ha enfrentado previamente a una pérdida o no, si tiene una red de apoyo familiar o amistades o está sola, si es una persona muy dependiente, si se ve más o menos afectada en su economía. Es importante si el fallecimiento era inesperado o no y la manera de morir. Después del fallecimiento, se siente mucha aflicción y tristeza. Poco a poco se asume la pérdida, se convive con el dolor y se va retomando la vida sin esa persona.

Mientras que ante una enfermedad terminal, se puede tener un duelo anticipado, un desgaste emocional y pensamientos sobre cómo será todo después de la pérdida. Tras la defunción se irá asumiendo poco a poco. En casos, donde existía una relación muy dependiente, este proceso es más complicado y la dificultad de adaptarse a la nueva situación definirá la experiencia. Existe un temor intenso a la separación y no se ven capaces de llevar las responsabilidades que antes realizaban. El proceso de duelo va a ser muy intenso, duradero y provocará muchas limitaciones a la persona que vive su proceso de duelo. En estos casos es importante que reciba tratamiento psicológico lo más pronto posible. Cada persona vive el duelo de manera distinta y no siempre tiene que pasar por las fases que se describen en los manuales.

Al inicio se experimenta incredulidad, sobre todo si la muerte ha sido inesperada. Ese estado negación y falta de reacción emocional ayuda a adaptarse y prepararse para soportar el impacto emocional. Así, la pérdida se irá asimilando poco a poco y los primeros síntomas de ansiedad aparecerán ante lo irreversible de la situación. Se experimentará incertidumbre sobre lo que va a suceder los primeros días. Puedes tener pensamientos repetitivos sobre la persona fallecida, recuerdos e incluso sueños. Es probable que haya también alteraciones físicas y problemas para dormir. Con el paso de los días se entra en un proceso de asimilación, aceptación y adaptación.

Se siente dolor y tristeza mientras se inicia una vida más normal y se retoman las actividades en todas las áreas. Sentirse mejor, no es olvidar. Hay que tener en cuenta además que no existe un tiempo prestablecido para superar una pérdida. El tiempo emocional no tiene nada que ver con el tiempo cronológico. A veces se presiona a la persona que sobrevive para que haga una vida normal lo antes posible o para que no esté triste o para que no hable del pasado. Todos necesitan un tiempo de asimilación, se necesita comprensión, empatía y apoyo dependiendo de sus necesidades. No es correcto alterar su tiempo, pues los tiempos de cada quien son distintos.

El dolor es algo natural, se trata de una respuesta normal ante momentos duros. Hay que darse permiso de estar tristes, darse permiso de expresar lo que sientes, a extrañar y pensar en quien ya no está, llorar cuando sea necesario. El dolor no tiene atajos, hay que vivirlo y asumir que la persona ya no está pero nos deja muchos recuerdos emotivos e interesantes que siempre quedaran en la memoria de quienes le recuerdan con cariño.

Hay que evitar mirar hacia otro lado o permanecer en shock en el momento de la pérdida. Lo importante es retomar el estilo de vida habitual, lo mas pronto que se pueda.

Sentirse mejor no significa que olvidaras a la persona, simplemente es continuar con tu vida. Como sugerencia establece objetivos diarios y has todo lo posible para alcanzarlos, retomando tus actividades cotidianas, rodéate de personas queridas y recupera las relaciones sociales, practica de nuevo aquellas actividades que disfrutas. El objetivo es que tu vida vuelva a ser lo mas parecida a lo que era antes de perder aun ser querido, el cual siempre vivirá en tu corazón y en tu memoria. Recordando a todos aquellos que se nos adelantaron, a raíz del día de muertos.

Contacto: Teléfono 6484694143

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Cómo mantener buenas relaciones con los demás

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Nota por: Psicóloga Violeta Gutiérrez

Gran parte del éxito de una persona se basa en la capacidad de relacionarse con los demás. Los conocimientos técnicos, el estudio y el talento son importantes para desenvolverse en la vida, pero es gracias a las relaciones interpersonales que conseguimos alcanzar los objetivos. El individuo no existe sin el colectivo. Existen muchas personas que tienen grandes talentos y capacidades impresionantes, pero que a pesar de eso no consiguen prosperar ni establecer relaciones amistosas o afectivas de manera estable. Con esto no quiero decir que lo único que cuenta para triunfar en la vida sea conocer a las personas correctas y aprovechar su amistad, porque si no se tiene la preparación y las ganas necesarias para triunfar, es irrelevante la capacidad de relacionarse con la gente. Te comparto unos consejos efectivos y prácticos para mantener buenas relaciones interpersonales con los demás.

1. Sé fiel a ti mismo y a tus principios

Una cosa que debemos tener siempre en cuenta al relacionarnos con los demás es que nuestros principios no pueden ser negociables. No sirve de nada, mantener una amistad en la que no somos valorados por quienes somos en realidad. Cuando somos capaces de mostrar a las otras personas que estamos dispuestos a respetar sus puntos de vista siempre y cuando ellos hagan lo mismo con los nuestros, estamos en vías de desarrollar una relación de amistad más transparente y sincera.

2. Practica la honestidad

En una relación de amistad es importante ser honestos con los demás, teniendo en cuenta que la honestidad no se trata de decir siempre todo lo que sabemos, sino simplemente de no engañar a las demás personas. La honestidad implica decir las cosas directamente, y evitar usar intermediarios para comunicar nuestras opiniones. Es común que la información se distorsione cuando no es contada en primera persona.

3. Demuestra confianza

Un aspecto esencial para fortalecer y mantener las relaciones con los demás es ser confiable, para conseguirlo debemos mantener la integridad en cuanto a nuestras opiniones y acciones, evitando cambiar constantemente de ideas respecto a lo que decimos o hacemos. Muestra cierto nivel de vulnerabilidad para crear vínculos con los demás, contar algunas anécdotas referentes a nosotros donde nos hayamos visto en situaciones difíciles hace que los demás puedan empatizar con nosotros.

4. Practica la espontaneidad

Difícilmente alguien podría planificar con exactitud la manera en la que se comporta cuando está con sus amigos, lo ideal es ser nosotros mismos, sin temor a ser juzgados. La espontaneidad se refiere comportarse libremente sin la necesidad de usar protocolos sociales rígidos para encajar en el grupo.

5. Aumenta tu empatía

Tener la capacidad de ponernos en la piel de otros es indispensable para mantener buenas relaciones interpersonales. No basta únicamente con hablar de nosotros mismos y escuchar las anécdotas de los demás. Es necesario comprender también las situaciones ajenas.

6. Aprende a escuchar

Practica una escucha activa, la cual consiste en atender eldiscurso de las otras personas sin interrumpir y dando señales de atender a lo que se dice. No es lo mismo oír que escuchar. Cuando escuchamos estamos poniendo atención e interpretando lo que el otro quiere hacernos llegar con sus palabras, mientras que cuando oímos no estamos haciendo uso de nuestra capacidad de análisis.

7. Mantente humilde

No importa el éxito que tengas, o cuántos recursos materiales estén a tu alcance, si consigues mantener la humildad lograras mantener relaciones de amistad reales. Las buenas amistades no se acercan a ti por las cosas que tienes, sino por tus virtudes como ser humano. Sé amable, muestra educación, y evita los comportamientos ostentosos para que las personas a tu alrededor se sientan mejor estando contigo. Y no lo hagas únicamente por agradar, hazlo porque sabes que es lo correcto, practica la humildad como algo natural.

8. Si tienes que criticar, critica las acciones

Dirige tus críticas hacia los comportamientos concretos, no hacia las personas. De este modo, minimizarás las probabilidades de ofender y, a la vez, estarás expresando claramente qué tipo de actitudes y acciones pueden ser mejoradas y corregidas, sin recurrir a esencialismos.

9. No te guardes las cosas, háblalas en su momento.

Si te acostumbras a no hablar cuando notas que hay algo importante que deberías decir pero que no te atreves a expresar, entrarás en una dinámica en la que cederás siempre y cargarás con responsabilidades de manera innecesaria (porque postergarás la resolución de problemas). Practica el asertividad y asume que hay situaciones incómodas por las que debes pasar en favor de la honestidad y de la solidaridad y la colaboración con los demás.

10. Mantén el contacto

Es necesario para llevarte bien con los demás preguntar cómo están los demás. Aunque parezca una cuestión bastante obvia, en ocasiones los días se pasan y no tenemos noticias de alguno de nuestros colegas, vecinos, amigos… Puedes hacerles una llamada, escribirles algunos mensajes, o ir a visitarlos para comprobar que se encuentran bien, si el trato es cercano.

 

 

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25 de noviembre: Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer

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Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez.

El origen del 25 de noviembre en tanto fecha de conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se remonta a 1960, año en el que las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron brutalmente asesinadas en República Dominicana por su activismo político en oposición al gobierno del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Las hermanas Mirabal, apodadas “Las Mariposas” por ser éste el nombre utilizado por Minerva en sus actividades políticas clandestinas en contra de la tiranía trujillista, se convirtieron en el máximo exponente de la violencia contra la mujer en América Latina.

El 25 de noviembre fue la fecha elegida por el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en Bogotá Colombia en el año 1981, para conmemorar sus vidas y promover el reconocimiento mundial de la violencia de género. La comunidad internacional no había observado de manera explícita las alarmantes dimensiones de la violencia contra las mujeres a escala mundial hasta diciembre de 1993, fecha en que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Hasta ese entonces, la mayoría de los gobiernos consideraba a la violencia contra las mujeres como un asunto privado entre particulares y no como un problema generalizado que afecta y conculca gravemente los derechos humanos, y que requiere la intervención de los Estados como responsables de la protección, prevención, control, detección y sanción de toda forma de violencia por razones de género. La violencia de género es un problema social de grandes dimensiones, producto de una organización estructurada en relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y varones que responden a patrones sociales y culturales profundamente arraigados en la sociedad y que atraviesa sin distinción todos los niveles económicos, culturales y educativos.

La violencia atenta contra la libertad y los derechos humanos, y provoca daños, sufrimiento y/o muerte en cada mujer que la padece. Las principales manifestaciones de violencia contra la mujer son las lesiones personales, el homicidio, la violación, el abuso y acoso sexual, la trata de personas, la prostitución, el secuestro, la tortura y las diversas formas de discriminación; toda forma de exclusión o limitación contra la mujer por razón de género que afecta y menoscaba el reconocimiento y el ejercicio legítimo de sus derechos. La discriminación constituye un atentado al derecho a la igualdad que existe entre mujeres y hombres y un desconocimiento de la equiparación de los derechos políticos, civiles, económicos, culturales y jurídicos que existen entre ambos.

Un caso particularmente dramático de la violencia social lo constituye la violencia doméstica en sus diferentes expresiones (física, psicológica, sexual, económica o patrimonial), y pese a que es sabido que sucede de manera habitual, no se menciona, pues la sociedad no concibe al hogar como un espacio privado de afecto y amparo. Estudios e investigaciones llevados a cabo por distintos organismos internacionales indican que las situaciones de violencia familiar se concentran en forma especial en las mujeres, y aportan datos recogidos a nivel mundial que reflejan que al menos 6 de cada 10 mujeres es o ha sido agredida por su pareja.

Según la Organización Mundial de la Salud, casi la mitad de las mujeres que mueren por homicidio son asesinadas por sus maridos o parejas actuales o anteriores, porcentaje que en algunos países se eleva hasta el 70%. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo da cuenta que entre un 35% y más de un 70% de las mujeres latinoamericanas dependiendo del país donde viven, sufre algún tipo de violencia en el hogar. Más aún, un estudio realizado por el Banco Mundial muestra que uno de cada cinco días activos que pierden las mujeres por problemas de salud resultan de las manifestaciones de la violencia doméstica. La violencia de género también afecta directamente a las niñas, cada año, millones de ellas son mutiladas genitalmente, además de ser víctimas de selección del sexo, abortos forzados e infanticidio. Una de las violaciones de derechos humanos más grave es la trata y el tráfico de mujeres y niñas, que está directamente relacionada con las desigualdades de género y las causas socioeconómicas, las políticas restrictivas a la inmigración y la pobreza. Según la Organización Internacional del Trabajo, la trata con fines de explotación económica o sexual afecta alrededor de 2,5 millones de personas en el mundo cada año. La mayor proporción son mujeres que son explotadas sexualmente 85% según las Naciones Unidas, y de ese porcentaje, el 50% son menores de edad. Se registran además diversos tipos de explotación, tales como el trabajo doméstico, los matrimonios serviles y otras formas de esclavitud.

La magnitud del problema de la violencia de género no es conocido en toda su amplitud debido a la falta de estadísticas, el ocultamiento social, el sentimiento de culpa y el temor de las víctimas, aunque los estudios realizados indican que la violencia ejercida contra las mujeres y las niñas es muy frecuente. Algunos países sancionaron leyes contra la violencia de género, lo que significó un importante avance en cuanto a la protección de los derechos de las mujeres y su efectivo ejercicio, y al reconocimiento por parte de los Estados para dar respuesta a las múltiples demandas de la sociedad y para su incorporación como política pública.

Si bien las violaciones de derechos humanos afectan tanto a hombres como a mujeres, su impacto y su carácter cambian y asumen características diferenciales según el sexo de la víctima. Los expertos de Naciones Unidas en la temática concluyen que toda persona puede ser víctima de actos de violencia, pero el sexo se convierte en uno de los factores que aumenta de modo significativo su vulnerabilidad. Desde 1993 año en que en la Conferencia Mundial de Viena los países reconocieron que los derechos de las mujeres son parte indivisible e inalienable de los derechos humanos universales- y hasta el día de hoy, se ha recorrido un largo camino; sin embargo, a pesar de los progresos a nivel de leyes y normas, todavía estamos lejos de haber alcanzado el reconocimiento de la igualdad real entre mujeres y varones. La violencia contra las mujeres es una de las caras más dolorosas de la discriminación que ha ido aumentando en todo el mundo, aún cuando en los últimos años existió una mayor difusión y análisis sobre el tema.

Esta problemática nace de la estructura social y se reproduce en todos sus ámbitos, desde la propia familia hasta las prácticas institucionales, por lo cual su erradicación debería ser uno de los principales objetivos de los órganos internacionales y de los gobiernos, quienes tendrán que redoblar sus esfuerzos para crear condiciones favorables que garanticen la integridad de las mujeres y niñas, y para la reafirmación de sus derechos en todos los ámbitos de la sociedad. Contribuir en el establecimiento de una cultura de igualdad de género nos permitirá avanzar en la construcción y consolidación de sociedades más justas e igualitarias para todos y todas.

 

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Efectos del insomnio en tu salud mental

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Imagen ilustrativa tomada de internet

Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez

¿Qué es el insomnio?

Se entiende por insomnio toda alteración en el proceso de dormir, tanto en su inicio (dificultad al acceder al sueño), como en su continuación (interrupciones constantes) y su finalización (despertar demasiado temprano); que limita la calidad de vida e interfiere sustancialmente en la actividad diaria.

Se distinguen tres dimensiones básicas: la duración (tiempo total que se permanece dormido, para el que existe una gran variabilidad en cuanto a diferencias interindividuales), la continuidad (la cual equivale a la persistencia del proceso a lo largo de un tiempo suficiente para la obtención de beneficios) y la profundidad (asociada a la fisiología y la activación neural). Cualquiera de ellas puede verse comprometida de una forma en algún momento del ciclo vital. El sueño tiende a dividirse en dos etapas bien diferenciadas: la REM y la no REM. Esta última implica una serie de fases en las que se observa un proceso lento de la actividad que desempeña el sistema nervioso central (SNC), mientras que en la primera (que se extiende el 25% del tiempo) se apreciaría un incremento o hiperactivación eléctrica similar a la vigilia (con movimientos oculares). Ambas se alternan en ciclos de 90 minutos a lo largo de la noche, en los que la fase REM se va extendiendo, y son necesarias para que se produzca el reposo neuronal.

Principales efectos del insomnio en la salud mental

La relación entre el insomnio y la salud mental es bidireccional: cuando uno de ellos se afecta el otro también lo hace, con independencia de cuál se considere causa y cuál efecto. Se trata de complicaciones que a veces revisten cierta gravedad, e incluso en algunos casos implican un riesgo objetivo para la vida. Es por ello que el tratamiento de este problema es importante, y jamás debe ser considerado como un asunto menor o accesorio. Ahondamos con detalle en todo ello.

1. Cambios emocionales

Una de las consecuencias habituales de tener un sueño de mala calidad es la fluctuación del estado de ánimo, y es que existe evidencia de que el insomnio y las dificultades para regular la emoción tienen bases fisiológicas comunes. Dormir mal se puede relacionar con síntomas depresivos y ansiosos, así como con una notable irritabilidad.

2. Problemas de memoria

se vea alterada especialmente la memoria declarativa, y sobre todo el subtipo procedimental, lo que limitaría la capacidad de evocar acontecimientos del pasado reciente. Se presentan limitaciones en la memoria de trabajo vinculada al insomnio (una función que permite el almacenamiento temporal de la información para su empleo durante una tarea concreta).

3. Problemas de atención

Suele dañarse fundamentalmente la respuesta de orientación hacia estímulos que irrumpen abruptamente al campo perceptivo, lo que aumenta los tiempos de respuesta la persona parece ensimismada y enlentecida.

4. Problemas sexuales

El insomnio puede relacionarse con déficits en la esfera sexual, sobre todo en los varones. Lo más habitual es que se exprese a nivel eréctil, con problemas para alcanzar una tumefacción firme del pene que posibilite la penetración. La dificultad más reseñable se encuentra cuando la persona convive con otros síntomas clínicos adicionales; como la apnea del sueño, el ritmo circadiano retrasado.

5. Alucinaciones

Las alucinaciones son percepciones anómalas en las que se ven implicados estímulos que no se hayan en el campo perceptivo, en cualquier modalidad sensorial. Existen muchos estudios en los que se señala que el insomnio en casos extremos puede cursar con alucinaciones muy diversas, incluso en personas sin patología de ningún tipo.

6. Reducción de la vitalidad

La pérdida de la vitalidad, en cuyo extremo se halla la fatiga, tiene como causa elemental un sueño de pobre calidad. Es una circunstancia común, que coincide con el porcentaje total de personas con dificultad puntual para dormir con plenitud (entre el 20% y el 40%, sobre todo en mujeres). El problema se traduce en una elevada somnolencia diurna y una pérdida de productividad, e incluso llega a asociarse con sentimientos depresivos y con el deterioro de la memoria o de la atención. La fatiga que se asocia al insomnio cursa con una percepción de intensa pérdida de energía, debilidad generalizada, sensación de malestar y erosión del rendimiento en tareas cotidianas.

7. Riesgo incrementado de alzhéimer

La relación entre el insomnio y el alzhéimer se conoce desde los años 90, aunque ha sido en esta última década que ha podido aumentarse el conocimiento sobre esta cuestión. Gracias a los estudios de neurofisiología, y con la ayuda inestimable de técnicas de neuroimagen o del análisis del tejido cerebral postmortem, se ha llegado a la conclusión de que una función del sueño consiste en «limpiar» los residuos de la actividad neuronal. A lo largo del día, el hecho de estar despiertos implica una producción de proteínas en el sistema nervioso central cuyo efecto resulta tóxico, pero se vacía cada vez que dormimos para evitar su acumulación.

 

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