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Cómo hacer las paces y mejorar tus relaciones

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Redactado por Psicóloga Violeta Gutiérrez

Hacer las paces con una persona con la que acabas de discutir nos puede costar tanto como ver a dos boxeadores bajar del ring para ir a dar un paseo cogidos de la mano. La resolución del problema y la vuelta a la normalidad puede ser un proceso complicado en el que el orgullo, el motivo de la disputa, las emociones y los aprendizajes se pueden enredar y dificultar el acercamiento.

El modo en que cada persona experimenta y gestiona las emociones es único recuerda. Hay quienes necesitarán más tiempo para procesar lo ocurrido, asimilar la información y comprender tanto sus pensamientos y sentimientos como los de los demás. Mientras unas personas procesan toda esta información casi de inmediato, para otras su proceso es más lento y necesitan más espacio.

Cómo aprender a discutir para dejar de tener relaciones tóxicas.

Trece cosas que no debes decirle nunca a tu pareja para evitar las discusiones y el desamor. Por tanto, al igual que ocurre con la tristeza y el duelo, cada cual tendrá sus tiempos. Algunas personas pueden necesitar hacer las paces de inmediato, porque quieren recuperar esa sensación de estar bien. Otras, optan por evitar hablar sobre el tema. Necesitan tiempo y espacio para recuperarse del daño y tal vez les cueste más expresarse. Es fácil que más de una vez hayas cerrado en falso una discusión. Que alguien que te ha hecho daño te diga lo siento y piense que con eso queda todo solucionado y todo vuelve a la normalidad. O que hayas decidido darle la razón al otro para evitar que la situación continúe enrarecido. Pero hacer las paces es o debería ser algo más profundo.

Hacer las paces no significa estar de acuerdo, y tampoco darnos la razón aunque algunas veces así sea porque nos damos cuenta de que nos hemos equivocado. Hacer las paces es esforzarnos por comprender los sentimientos del otro y empatizar con los motivos que nos han llevado a discutir. Hacer las paces debería ser sinónimo de comprensión y aprendizaje. Debería ser querer aprender de lo sucedido y seguir adelante, desde una relación fortalecida.

Pedir disculpas puede ser un acto sincero, pero no servirá de mucho si no se hace desde el deseo real de no repetir el mismo comportamiento. Si perdonas un insulto una vez y otra, es fácil que llegue un momento en el que la otra persona recurra al insulto sin pensar que eso va a acarrear un coste. En este sentido, apunta que a algunas personas les puede costar hacer las paces especialmente si en otras ocasiones han experimentado una reconciliación casi inmediata, que lo único que ha hecho ha sido restaurar la situación sin haber aprendido nada de lo sucedido. Si decimos lo siento y esas palabras no están respaldadas con actos, caerán en saco roto y mermarán la confianza de reconciliación.

Si no logras sacarte de la cabeza una discusión, o si el ambiente sigue enrarecido y nadie ha tomado la iniciativa para hacer ese primer acercamiento, es un buen momento para dar el primer paso. Antes de tomar la iniciativa y escoger el momento adecuado, asegúrate de que has reflexionado sobre tu parte. Hacernos responsables de nuestros actos es primordial. Se trata de no aproximarnos al otro descargando en él toda la culpa y la responsabilidad.

Cómo enfrentarte a los conflictos cuando odias la confrontación y no te gusta discutir

La escucha activa es importante, la clave para arreglar cualquier pelea con tu pareja y con tus amigos que siempre funciona. Por qué es un error huir del conflicto: una posición cómoda que puede tener consecuencias negativas para tus relaciones y tu autoestima También es conveniente valorar cómo de importante es para ti la persona con la que has discutido y qué quieres conseguir al hacer las paces. Y, por último, conviene ir dispuesto a ceder en algún punto, en caso de que sea necesario llegar a algún acuerdo.

¿Qué puedo hacer para que sea menos difícil?

Será necesario un diálogo empático y asertivo. Si no somos capaces de ceder la razón y escuchar, no habrá entendimiento posible.

En lugar de pensar por defecto que la persona con la que hemos discutido lo ha hecho con mala intención, podemos empezar por activar la presunción de inocencia, haciendo lo posible por intentar comprender sus motivos.

Es importante tener en cuenta que las personas compartimos las mismas necesidades que nos llevan a querer ser respetados, comprendidos, tenidos en cuenta. Recordar que, igual que nosotros, otras personas también quieren tener la razón puede ayudarnos a comprender que no hay una mala intención de base, sino más bien una necesidad.

Comprender que un momento de enojo muchas veces esconde debilidades, inseguridad y sentimientos de no sentirse capaz nos puede ayudar a comprender desde otro punto de vista. Por ese motivo, haz lo posible por intentar ver más allá de sus gritos, sus gestos y sus palabras. Deja a un lado las formas y conecta con lo que necesita.

Para evitar que el conflicto continue hay que hacer verdaderamente las paces, en lugar de callar, es mucho mejor acordar y programar espacios de prevención para tratar esos temas que nos pueden afectar y gestionarlos desde la calma.

En el momento de hacer las paces, conviene “comunicarnos de manera asertiva, compartiendo nuestras necesidades y escuchar. Estar dispuestos a dejar de ver las diferencias y pasar a ver eso que tenemos en común nos ayuda a ser más flexibles, tolerantes y a cambiar de opinión, cuando sea necesario.

 

 

Contacto: Facebook: Psicóloga Violeta Gutiérrez

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Ser en una persona proactiva te dará muchos beneficios ¿Los conoces?

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Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez, 24 de julio del 2025
La Noticia Regional

Cuando alguien es proactivo, toma la iniciativa en lugar de reaccionar a las cosas según suceden. Puede darse cuenta de lo que hay que hacer e intervenir, a veces incluso antes de que nadie se lo pida.

Imagina que tienes un proyecto importante que entregar en el trabajo dentro de dos semanas. Si eres una persona reactiva, podrías posponerlo, pensando que tienes tiempo de sobra, antes de tener que apresurarte a terminarlo todo a última hora. Pero si eres proactivo, empezarías con ventaja, dividiendo el proyecto en tareas más pequeñas y trabajando poco a poco para mantenerte al día. Así, si ocurre algo inesperado, no te agobiarás ni entrarás en pánico.

La proactividad no es solo un comportamiento que se manifiesta en el trabajo. Quizás programas tus citas médicas con antelación porque has marcado en tu agenda que es hora de tu chequeo anual. O tal vez preparas tus almuerzos para la semana, sabiendo que quieres ahorrar dinero o comer más sano, pero tus días están demasiado ocupados para cocinar.

La proactividad también significa asumir la responsabilidad de lo que haces. Es reconocer cómo tus acciones y decisiones pueden afectar tu vida y la de quienes te rodean. Cuando algo sale mal, las personas proactivas buscan maneras de aprender de la experiencia en lugar de culpar a otros o poner excusas. Se preguntan: “¿Qué podría haber hecho diferente?” y “¿Cómo puedo evitar que esto vuelva a ocurrir?”. Esto puede ayudarte a desarrollar confianza y resiliencia con el tiempo, a medida que creas espacio para la autorreflexión.

Ser proactivo puede hacer la vida mucho más fácil, por lo cual tiene muchos beneficios. Cuando piensas con anticipación y actúas con anticipación, evitas el caos que pueden surgir con decisiones de último minuto o problemas inesperados. También te da una sensación de control, porque incluso si las cosas no salen a la perfección, en el fondo sabrás que hiciste todo lo posible para prepararte para el éxito. Aquí tienes siete posibles ventajas de la productividad:

Mejores habilidades para resolver problemas: Al anticipar y abordar los problemas con anticipación, puedes evitar que los pequeños problemas se agraven. Esto te ayudará a mantener la calma y la confianza cuando surjan desafíos.
Mayor confianza y control: Cuando tomas la iniciativa y planificas con anticipación, te sientes más capaz de afrontar cualquier situación. Esto puede aumentar tu confianza y reducir la sensación de impotencia.
Mejor gestión del tiempo: Planificar y priorizar tareas te ayuda a mantenerte enfocado y evitar el estrés de última hora. Consigues más en menos tiempo y, además, creas espacio para la relajación y el disfrute.
Relaciones más sólidas: La comunicación proactiva ayuda a prevenir malentendidos y a generar confianza. Al abordar los posibles problemas con anticipación, se crean conexiones más sólidas y positivas con los demás.
Crecimiento profesional: La proactividad en el trabajo se traduce en tomar la iniciativa, solicitar retroalimentación y buscar oportunidades fuera de las responsabilidades laborales. Al hacerlo, tus compañeros y gerentes reconocen tus esfuerzos, lo que puede llevarte a ascensos y a un mayor éxito profesional.
Menos estrés: Sí, es cierto: ser proactivo suele significar sentirse menos estresado y abrumado. Y esto, a su vez, te ayuda a sentirte más tranquilo con todas tus responsabilidades, porque la vida parece un poco más manejable.
Crecimiento personal: La proactividad te mantiene curioso porque siempre estás actuando y queriendo hacer las cosas mejor. Es más probable que te fijes metas y aprendas nuevas habilidades que te ayuden a crecer y a desarrollar resiliencia.

¿Puedo ser proactivo o es un rasgo inherente de mi personalidad?

Ser proactivo no es algo con lo que se nace o no: es una habilidad que cualquiera puede desarrollar con la práctica. Aunque algunas personas tienden naturalmente a la planificación y la organización, la proactividad se basa más en hábitos que en la personalidad. Al trabajar constantemente en pequeños comportamientos proactivos, puedes desarrollar gradualmente la mentalidad y la confianza necesarias para anticiparte a las tareas y tomar decisiones.

Para entrenarte y ser más proactivo, empieza por centrarte en un área de tu vida, como el trabajo o la salud. Crea rutinas sencillas, como planificar tu semana cada domingo o poner recordatorios para fechas límite importantes. Con el tiempo, estos pequeños hábitos empezarán a resultar naturales. Cuanto más practiques, más fácil te resultará aplicar el pensamiento proactivo a otras áreas de tu vida. Presta atención a cómo las personas proactivas a tu alrededor gestionan las tareas y los problemas. Haz preguntas, busca consejos y prueba cosas nuevas. Con el tiempo, podrías notar que te vuelves más proactivo de maneras que te resulten auténticas.

¿Cómo puedo mantener una mentalidad proactiva durante tiempos difíciles o impredecibles?

Cuando atraviesas un momento difícil, puede ser más difícil ser proactivo. Al fin y al cabo, estás más centrado en tus problemas inmediatos. Aun así, si logras cierto nivel de proactividad, podrías sentirte más estable y en control.

Empieza por aclarar tus objetivos y divídelos en pasos más pequeños y manejables. Por ejemplo, si tu carga de trabajo se acumula, empieza por organizar tus tareas y termina primero las más urgentes. Luego, pide retroalimentación. Esto puede ayudarte a no sentirte abrumado.

Se flexible. La proactividad no significa que todo saldrá a la perfección según lo planeado, sino estar dispuesto a adaptarte cuando sea necesario. Revisa tus objetivos y planes con regularidad, y no tengas miedo de cambiar de rumbo si las circunstancias cambian. Cuidar tu salud mental y física es igual de importante en estos momentos. Asegúrate de descansar, pedir ayuda y reconocer tus progresos.

 

 

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10 consejos para alcanzar la paz y el control mental

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Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez, 17 de julio del 2025

En un mundo lleno de distracciones, aprender a mantener la paz mental y a controlarla se vuelve esencial. Aquí te ayudamos a construir una sensación duradera de calma y equilibrio en tu vida diaria.

La paz interior es cuando se alcanza una sensación de calma emocional, autoconciencia y aceptación. La paz interior es un estado mental que permite gestionar mejor los pensamientos y emociones, aliviar el estrés y afrontar los desafíos mentales con mayor control. El camino hacia la paz interior es muy personal, y la forma de crear armonía mental depende del camino que se elija. Los expertos sugieren algunas prácticas de eficacia comprobada que pueden ayudar a alcanzar la tranquilidad interior. Lograr la paz mental ante las exigencias de la vida es vital para la resiliencia, el crecimiento personal y el fortalecimiento de las relaciones. Aquí te explicamos por qué lograr la paz interior puede ser transformador:

Manejo del estrés: le ayuda a afrontar el estrés y la ansiedad con calma.
Empatía en las relaciones: fomenta la comprensión y conexiones más profundas.
Crecimiento personal: Permite el autodescubrimiento y el control sobre los pensamientos y las acciones.
Aceptar la paz interior puede ser la clave para una vida plena y equilibrada.

Controlar tu mente es un proceso complejo y desafiante. Sin embargo, con la paciencia y el esfuerzo adecuados, puedes recuperar la sensación de control. Primero, es importante comprender el funcionamiento interno de tu mente: qué la inquieta, qué causa angustia emocional y distracciones. Tu camino se vuelve mucho más fácil una vez que identificas tus desafíos y estableces tus propios objetivos a corto y largo plazo. En el blog, profundizaremos en algunos consejos prácticos sobre cómo controlar la mente eficazmente.

Conoce la conexión mente-cuerpo. Al emprender tu camino hacia la paz interior y mental, es fundamental considerar la mente y el cuerpo como interconectados. Así como trabajas en el control de tu mente y en el manejo del estrés emocional, recuerda que tu cuerpo también necesita energía y rejuvenecimiento. El ejercicio, la dieta y el sueño equilibrados son vitales para mantener el bienestar físico y mental. Dejar de lado un aspecto de tu salud solo afectará al otro, así que asegúrate de que cada parte se apoye en el conjunto.

La mente de cada persona funciona de forma diferente, pero técnicas como ejercicios de respiración y atención plena,tomar descansos, diálogos internos positivos y afirmaciones, escribir un diario, hacer ejercicio, descansar y evitar pensamientos y personas negativas y pesimistas pueden ser de gran ayuda para recuperar el control. Entendemos que dar estos pasos en medio de una intensa angustia emocional puede ser difícil, pero considérelo como la base para desarrollar una mente más sana e intente dar pequeños pasos para lograrlo con el tiempo. Aprender a controlar la mente es un proceso que comienza con pequeñas prácticas intencionales. Considera estas técnicas:

Ejercicios de respiración y atención plena: reduce el estrés y mantente presente.
Auto diálogos y afirmaciones positivas: pase de la negatividad al estímulo.
Diario: Reflexiona sobre tus pensamientos y emociones.
Ejercicio y descanso: favorecen la claridad mental y la resiliencia.

La serenidad es una profunda calma y tranquilidad que se centra en encontrar la satisfacción en el momento presente. Encontrar serenidad en la vida diaria implica adoptar prácticas que fomenten la paz interior y la atención plena. En esencia, se trata de cultivar la gratitud, la paciencia y la positividad. Al priorizar el autocuidado, dedicar tiempo a la relajación y participar en actividades que te brinden alegría, puedes incorporar gradualmente una sensación constante de calma y plenitud a tu día a día.

Cultivar la resiliencia ante los desafíos de la vida y fomentar el bienestar emocional es un compromiso que requiere paciencia y perseverancia. Al intentar integrar técnicas positivas para el desarrollo personal, es importante adaptar y perfeccionar estos principios a lo largo del camino para crear una base sólida para una paz duradera.

Lograr la paz interior es una metodología que requiere más que una solución rápida; es un camino que se desarrolla con el tiempo. La constancia es esencial. Estudios demuestran que integrar rutinas y prácticas diarias de los pasos anteriores puede ayudar a consolidar estos métodos en hábitos duraderos. La regularidad fortalece su impacto, integrándolos gradualmente en tu vida diaria. Esta práctica continua mejora tu resiliencia, ayudándote a afrontar los desafíos mientras mantienes un estado de calma y serenidad emocional.

10 sugerencias para cultivar una paz interior duradera

1. Adopte la atención plena y la meditación

2. Cultiva la gratitud diariamente.

3. Limita la exposición a la negatividad.

4. Realiza actividad física con regularidad.

5. Desarrolla conexiones profundas y significativas con otras personas.

6. Prioriza el autocuidado y el amor propio.

7. Mantén contacto frecuente con la naturaleza y encuéntrate contigo mismo.

8. Practica una desintoxicación regular en distintos ámbitos(digital, mental y física)

9. Busca siempre tu desarrollo personal, laboral, familiar, etc.

10. Aceptación: Aceptar los altibajos de la vida

 

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Cuáles son las secuelas físicas y emocionales que deja un abuso sexual durante la infancia

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Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez

11 de Julio del 2025

El abuso sexual infantil es un problema de salud pública que afecta a muchos menos en nuestro país. Solo en el 50% de los casos los niños revelan el abuso; únicamente el 15% se denuncia a las autoridades; y tan solo el 5% llegan aprocesos judiciales. Los menores cuentan con muchas limitaciones para denunciar los abusos sexuales y no presentar habitualmente manifestaciones físicas inequívocas (debido al tipo de conductas sexuales realizadas: caricias, masturbaciones. Son los indicadores sexuales los que más están relacionados con la experiencia traumática. Los indicadores deben valorarse de forma global y conjunta, ya que no se puede establecer una relación directa entre un solo síntoma y el abuso. De hecho, lo más útil puede ser estar pendientes de los cambios bruscos que tienen lugar en la vida del niño.

Efectos físicos:

Problemas de sueño (como pesadillas).
Cambios en los hábitos de comida.
Pérdida del control de esfínteres.
Estos efectos pueden aparecer durante la infancia y la adolescencia.

Efectos conductuales

Consumo de drogas o alcohol.
Huida del hogar.
Conductas autolesivas o suicidas.
Hiperactividad.
Bajo rendimiento académico.
La mayoría de estos comportamientos se presentan en la adolescencia, aunque el bajo rendimiento y la hiperactividad pueden comenzar desde la infancia.

Efectos emocionales

Miedo generalizado.
Hostilidad y agresividad.
Culpa y vergüenza.
Depresión y /o ansiedad.
Baja autoestima y sentimientos de estigmatización.
Rechazo del propio cuerpo.
Desconfianza y rencor hacia los adultos.
Trastorno de estrés postraumático.

Efectos sexuales

Conocimiento sexual precoz o inapropiado para la edad.
Masturbación compulsiva.
Excesiva curiosidad sexual.
Conductas exhibicionistas.
Problemas de identidad sexual.
Todos estos efectos aparecen principalmente en la infancia y adolescencia, con problemas de identidad sexual predominando en la adolescencia.

Efectos sociales

Déficit en habilidades sociales.
Retraimiento social.
Conductas antisociales.
El retraimiento social y los déficits sociales comienzan en la infancia, mientras que las conductas antisociales se observan más en la adolescencia.

Secuelas emocionales en las víctimas de abuso sexual infantil:

Los menores muy pequeños pueden no ser conscientes del alcance del abuso sexual en

las primeras fases, lo que puede explicar la compatibilidad de estas conductas con el cariño mostrado al adulto por el menor. Hay niños que verbalizan el abuso sexual de la siguiente forma: “mi papá hace un pipí blanco”, “yo no me enteraba porque estaba dormido”, “me dice que no se lo diga a nadie”.

a) Consecuencias a corto plazo:

Al menos un 80% de las víctimas sufren consecuencias psicológicas negativas. El alcance del impacto psicológico va a depender del grado de culpabilización del niño por parte de los padres, así como de las estrategias de afrontamiento de que disponga la víctima. En general, las niñas tienden a presentar reacciones ansioso-depresivas; los niños, fracaso escolar y dificultades inespecíficas de socialización, así como comportamientos sexuales agresivos.

Respecto a la edad, los niños muy pequeños en la etapa de preescolar, al contar con limitados recursos psicológicos, pueden mostrar estrategias de negación de lo ocurrido.

En los niños un poco mayores en la etapa escolar son más frecuentes los sentimientos de culpa y de vergüenza ante el suceso. El abuso sexual presenta una especial gravedad en la adolescencia porque el padre puede intentar el coito, existe un riesgo real de embarazo y la adolescente toma conciencia del alcance de la relación incestuosa. No son por ello infrecuentes en la víctima.

b) Consecuencias a largo plazo:

Los problemas más habituales son las alteraciones en la esfera sexual, disfunciones sexuales y menor capacidad de disfrute, principalmente, la depresión y el trastorno de estrés postraumático, así como un control inadecuado de la ira en el caso de los varones, volcada al exterior en forma de violencia; en el de las mujeres, canalizada en forma de conductas autodestructivas.

En otros casos, el impacto psicológico a largo plazo del abuso sexual puede ser pequeño (a menos que se trate de un abuso sexual grave con penetración) si la víctima no cuenta con otras adversidades adicionales, como el abandono emocional, el maltrato físico, el divorcio de los padres, una patología familiar grave, etc. Desde el punto de vista del trauma en sí mismo, lo que predice una peor evolución a largo plazo es la presencia de sucesos traumáticos diversos en la víctima, la frecuencia y la duración de los abusos, la posible existencia de una violación y la vinculación familiar con el agresor, así como las consecuencias negativas por larevelación del abuso por ejemplo, dañar el vinculo familiar al dudar del testimonio del menor.

Secuelas del abuso sexual en la vida adulta:

Secuelas físicas

Dolores crónicos generales.
Hipocondría y trastornos de somatización.
Alteraciones del sueño, como pesadillas.
Problemas gastrointestinales.
Desórdenes alimenticios, especialmente bulimia.

Secuelas conductuales

Intentos de suicidio.
Consumo de drogas y/o alcohol.
Trastorno disociativo de identidad (personalidad múltiple).

Secuelas emocionales

Depresión y /o ansiedad
Baja autoestima.
Estrés postraumático.
Trastornos de personalidad.
Desconfianza y miedo hacia los hombres.
Dificultad para expresar o recibir sentimientos de ternura e intimidad.

Secuelas sexuales

Fobias o aversiones sexuales.
Falta de satisfacción sexual.
Alteraciones en la motivación sexual.
Trastornos en la activación sexual y del orgasmo.
Creencia de ser valorada solo por el sexo.

Secuelas sociales

Problemas en las relaciones interpersonales.
Aislamiento.

No olvides que es importante que todos aquellos que hayan experimentado alguna situación de abuso sexual, busquen atención psicológica, medica y legal para mejorar el estado de la víctima y asegurar su acceso a la justicia.

 

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