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EL JOVEN QUE NO QUISO CORTARSE EL CABELLO

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La nota del joven que se amparó contra una escuela para no cortarse el cabello, acaparó la atención de las redes sociales hace algunos días, gente a favor, gente en contra… palabras como: valores, libertad, malcriado, disciplina, entre otras, fueron de las que más resaltaron.

En este tenor es importante hablar de disciplina, ratificar la premisa de que las reglas son para respetarse, para cumplirse, son un marco de referencia para todos los estudiantes que pertenecen a cierta institución. Si al entrar a dicha escuela se leen dichas reglas, se dan por escrito y hasta se firman de conformidad tanto por padres como por alumnos, quiere decir entonces que se está de acuerdo y que se habrán de respetar, que tanto el padre de familia como el estudiante harán lo propio. De lo contrario, tienen la entera libertad de buscar otras opciones educativas.

Sin embargo, por otra parte está el tema de la libertad para que cada persona se vista como quiera, libertad y derecho que todo mexicano tiene, pero, que se ha visto coartada por situaciones de elitismo, ahora sí que “cómo te ven te tratan. El aprendizaje del alumno nada tiene que ver con que el estudiante traiga el cabello largo o corto, con que traiga un pantalón roto o ande encorbatado, esto es parte de la personalidad de cada individuo, personalidad que nada ni nadie puede cambiar, es esencia.

Pienso que ambas partes tienen razón, la escuela y sus reglas, el estudiante y su derecho a decidir sobre su persona. Lo que si nos debe quedar claro, es que dentro de la formación del joven, debemos generar el ambiente adecuado, sin paternalismos, pero, con empatía, sin acciones punitivas, pero con mano firme… dejarlo ser, pero con acompañamiento.

¿Qué pasa si un estudiante está en clase con el cabello largo?
¿Qué pasa si el joven se corta el cabello para estar en cierta escuela?

En ambos casos, absolutamente nada. Pensarás que estoy divagando, pero no, solo quiero que entendamos que ninguna de las dos posturas es dañina, en muchas ocasiones “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.

Un día una joven me cuestionó:

– ¿Por qué debo venir formal a las exposiciones, si la maestra viene en jeans y sin peinar? ¿No se supone que es una práctica rumbo al sector laboral? Entonces, quiere decir, que todas las maestras deben venir en tacones, bien peinadas, y los maestros con traje y corbata ¿O, no?

Debemos actuar con coherencia de ambas partes, con la responsabilidad del adulto cuyo ejemplo incida en la formación del joven, insisto, generar ambientes de aprendizaje adecuados… y en el último de los casos reflexionar ¿Cómo pensaba yo cuando tenía esa edad? ¿Qué quería, que necesitaba? Posiblemente eso nos dé la respuesta para saber si se debe obligar al joven a manejar cierta imagen.

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Cómo hacer las paces y mejorar tus relaciones

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Redactado por Psicóloga Violeta Gutiérrez

Hacer las paces con una persona con la que acabas de discutir nos puede costar tanto como ver a dos boxeadores bajar del ring para ir a dar un paseo cogidos de la mano. La resolución del problema y la vuelta a la normalidad puede ser un proceso complicado en el que el orgullo, el motivo de la disputa, las emociones y los aprendizajes se pueden enredar y dificultar el acercamiento.

El modo en que cada persona experimenta y gestiona las emociones es único recuerda. Hay quienes necesitarán más tiempo para procesar lo ocurrido, asimilar la información y comprender tanto sus pensamientos y sentimientos como los de los demás. Mientras unas personas procesan toda esta información casi de inmediato, para otras su proceso es más lento y necesitan más espacio.

Cómo aprender a discutir para dejar de tener relaciones tóxicas.

Trece cosas que no debes decirle nunca a tu pareja para evitar las discusiones y el desamor. Por tanto, al igual que ocurre con la tristeza y el duelo, cada cual tendrá sus tiempos. Algunas personas pueden necesitar hacer las paces de inmediato, porque quieren recuperar esa sensación de estar bien. Otras, optan por evitar hablar sobre el tema. Necesitan tiempo y espacio para recuperarse del daño y tal vez les cueste más expresarse. Es fácil que más de una vez hayas cerrado en falso una discusión. Que alguien que te ha hecho daño te diga lo siento y piense que con eso queda todo solucionado y todo vuelve a la normalidad. O que hayas decidido darle la razón al otro para evitar que la situación continúe enrarecido. Pero hacer las paces es o debería ser algo más profundo.

Hacer las paces no significa estar de acuerdo, y tampoco darnos la razón aunque algunas veces así sea porque nos damos cuenta de que nos hemos equivocado. Hacer las paces es esforzarnos por comprender los sentimientos del otro y empatizar con los motivos que nos han llevado a discutir. Hacer las paces debería ser sinónimo de comprensión y aprendizaje. Debería ser querer aprender de lo sucedido y seguir adelante, desde una relación fortalecida.

Pedir disculpas puede ser un acto sincero, pero no servirá de mucho si no se hace desde el deseo real de no repetir el mismo comportamiento. Si perdonas un insulto una vez y otra, es fácil que llegue un momento en el que la otra persona recurra al insulto sin pensar que eso va a acarrear un coste. En este sentido, apunta que a algunas personas les puede costar hacer las paces especialmente si en otras ocasiones han experimentado una reconciliación casi inmediata, que lo único que ha hecho ha sido restaurar la situación sin haber aprendido nada de lo sucedido. Si decimos lo siento y esas palabras no están respaldadas con actos, caerán en saco roto y mermarán la confianza de reconciliación.

Si no logras sacarte de la cabeza una discusión, o si el ambiente sigue enrarecido y nadie ha tomado la iniciativa para hacer ese primer acercamiento, es un buen momento para dar el primer paso. Antes de tomar la iniciativa y escoger el momento adecuado, asegúrate de que has reflexionado sobre tu parte. Hacernos responsables de nuestros actos es primordial. Se trata de no aproximarnos al otro descargando en él toda la culpa y la responsabilidad.

Cómo enfrentarte a los conflictos cuando odias la confrontación y no te gusta discutir

La escucha activa es importante, la clave para arreglar cualquier pelea con tu pareja y con tus amigos que siempre funciona. Por qué es un error huir del conflicto: una posición cómoda que puede tener consecuencias negativas para tus relaciones y tu autoestima También es conveniente valorar cómo de importante es para ti la persona con la que has discutido y qué quieres conseguir al hacer las paces. Y, por último, conviene ir dispuesto a ceder en algún punto, en caso de que sea necesario llegar a algún acuerdo.

¿Qué puedo hacer para que sea menos difícil?

Será necesario un diálogo empático y asertivo. Si no somos capaces de ceder la razón y escuchar, no habrá entendimiento posible.

En lugar de pensar por defecto que la persona con la que hemos discutido lo ha hecho con mala intención, podemos empezar por activar la presunción de inocencia, haciendo lo posible por intentar comprender sus motivos.

Es importante tener en cuenta que las personas compartimos las mismas necesidades que nos llevan a querer ser respetados, comprendidos, tenidos en cuenta. Recordar que, igual que nosotros, otras personas también quieren tener la razón puede ayudarnos a comprender que no hay una mala intención de base, sino más bien una necesidad.

Comprender que un momento de enojo muchas veces esconde debilidades, inseguridad y sentimientos de no sentirse capaz nos puede ayudar a comprender desde otro punto de vista. Por ese motivo, haz lo posible por intentar ver más allá de sus gritos, sus gestos y sus palabras. Deja a un lado las formas y conecta con lo que necesita.

Para evitar que el conflicto continue hay que hacer verdaderamente las paces, en lugar de callar, es mucho mejor acordar y programar espacios de prevención para tratar esos temas que nos pueden afectar y gestionarlos desde la calma.

En el momento de hacer las paces, conviene “comunicarnos de manera asertiva, compartiendo nuestras necesidades y escuchar. Estar dispuestos a dejar de ver las diferencias y pasar a ver eso que tenemos en común nos ayuda a ser más flexibles, tolerantes y a cambiar de opinión, cuando sea necesario.

 

 

Contacto: Facebook: Psicóloga Violeta Gutiérrez

Instagram @psicologagutierrez

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¿Qué es la procrastinación? Aquí te digo cómo aprender a abandonar este hábito

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Redactado por: Psicóloga Violeta Gutiérrez

La procastinacion consiste en una mala gestión del tiempo, en donde se posterga y aplaza constantemente el inicio dealgunas tareas. Si se usa el diccionario de la Real Academia Española (RAE) se puede comprobar que este término se define como: diferir o aplazar. Puede ocurrir en cualquier ámbito de la vida diaria, sin embargo, está muy relacionado con el estrés laboral y, según muchos estudios, es una de las razones del absentismo laboral.

¿Por qué ocurre? ¿Cómo se manifiesta la procrastinacion?

Esta situación ocurre por lo general cuando hay que hacer tareas que no te gustan o que te resultan demasiado complicadas. Al ver que hay cosas pendientes para hacer que no te parecen placenteras, tomas la decisión de hacer otras tareas que si te gustan más. Lo anterior hace que se acumulen muchas tareas complicadas por hacer y que generan mucho estrés. Esto también puede afectar la autoestima de manera indirecta, porque al ver que existentareas pendientes y puedes sentir que no eres capaz o suficiente para realizar las actividades, lo que te hará sentir menos valioso.

Por lo tanto, la manera de manifestarse es esta: hay tareas que, sea por el motivo que sea, no te atraen y buscaras otras más placenteras dejando totalmente de lado las primeras. Aunque cualquier persona puede ser víctima la procrastinación, es más sencillo que se produzca si se cumple con alguno de los siguientes supuestos:

Mucha o poca motivación. Por un lado, si tu trabajo no te gusta o si estás en un proyecto que no es placentero es más probable que ocurra y, por otro lado, si te gusta demasiado empezarás a hacer muchas cosas por esta motivación y, probablemente, no termines ninguna. Por lo tanto, la motivación es buena, pero en su justa medida.
Cuando tienes mucho trabajo o el tiempo está mal organizado. En el caso de que haya mucho trabajo, puede generar estrés y no saber por dónde empezar. Esto hará que aquellas tareas que evalúas como más largas o complicadas pasen a un segundo plano.
Las tareas no son urgentes. Cuando lo que tienes que hacer no tiene una fecha límite lo que ocurre es que las dejas para después, hasta que después es demasiado tarde.
La dificultad de las tareas es elevada y/o tienes miedo a hacerlo mal. Si crees que estas ante algo que es más complicado de lo que puedes asumir o que se escapa a tus conocimientos, también es más probable que intentes aplazarlas.
Mucha creatividad. Las personas creativas, en muchas ocasiones, tienen muchas ideas sobre cómo hacer las cosas. Este conjunto de ideas también puede hacer que empieces tareas que luego no terminaras o que empieces aquellas tareas que creas más sencillas, dejando de lado las más complicadas.
Indecisión. Si eres una persona indecisa, el no saber por dónde empezar también puede hacer que aplaces tus actividades.

10 estrategias para dejar de procrastinar

Hay muchos estudios sobre este fenómeno y también hay muchas estrategias formuladas que son útiles para intentar dejarlo de lado. Algunas de las más útiles son las siguientes:

1. Haz listas de tareas. Es importante que antes de empezar cualquier tarea hagas una lista con aquellas cosas que tienes pendientes y que establezcas para cuándo las necesitas. Esto hará que tengas una visión general sobre todo el trabajo que tengas pendiente.
2. Crea plazos. En el caso de que las tareas que tengas pendientes no tengan un plazo establecido, establécelo tú. Esto te ayudará a tener una fecha límite y te motivará a conseguir tu objetivo.
3. Crea un orden de prioridades. No todas las tareas tienen la misma dificultad o la misma urgencia, por eso, es importante que establezcas un criterio para poder determinar cuáles son más urgentes.
4. Planifica el día a día. En la medida de lo posible, intenta dedicar unos minutos antes de ponerte a trabajar en los que establezcas qué vas a hacer en el día.
5. Recompénsate. En el caso de que tengas que hacer varias tareas que no te atraen, después de completarlas establécete una pequeña recompensa o premio.
6. Intercala tareas. Es importante que vayas intercalando tareas más complicadas con aquellas más atractivas o de menos dificultad. De esta manera, cuando estés con la tarea que menos te gusta sabrás que después viene una más placentera.
7. Haz descansos. Cuando te pongas con las tareas que menos te gustan, establece una serie de descansos para que puedas despejarte y descansar la mente.
8. Entrena el autocontrol. Muchas veces la procrastinación está relacionada con poco autocontrol. Por eso, te recomendamos que intentes fomentarlo mediante técnicas de afrontamiento y de gestión emocional.
9. Mejora tu autoestima. Como hemos comentado, en algunas ocasiones la procrastinación está relacionada con la baja autoestima. Por ello, trabajar la autoestima para aumentarla también puede ser muy beneficioso.
10. Ten el entorno de trabajo ordenado. Tener el escritorio ordenado y limpio también puede motivarnos a hacer las tareas más complicadas. El entorno siempre debe ser facilitador.

Aunque estas son algunas de las estrategias principales, también te dejo otras que te ayudan a dejar de evitar como, por ejemplo: delegar en otros, pedir ayuda, decir que no a las tareas que no te corresponden, empezar y terminar las tareas (no dejar algunas a medias), ser flexible, etc.

 

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Cómo mantener buenas relaciones con los demás

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Nota por: Psicóloga Violeta Gutiérrez

Gran parte del éxito de una persona se basa en la capacidad de relacionarse con los demás. Los conocimientos técnicos, el estudio y el talento son importantes para desenvolverse en la vida, pero es gracias a las relaciones interpersonales que conseguimos alcanzar los objetivos. El individuo no existe sin el colectivo. Existen muchas personas que tienen grandes talentos y capacidades impresionantes, pero que a pesar de eso no consiguen prosperar ni establecer relaciones amistosas o afectivas de manera estable. Con esto no quiero decir que lo único que cuenta para triunfar en la vida sea conocer a las personas correctas y aprovechar su amistad, porque si no se tiene la preparación y las ganas necesarias para triunfar, es irrelevante la capacidad de relacionarse con la gente. Te comparto unos consejos efectivos y prácticos para mantener buenas relaciones interpersonales con los demás.

1. Sé fiel a ti mismo y a tus principios

Una cosa que debemos tener siempre en cuenta al relacionarnos con los demás es que nuestros principios no pueden ser negociables. No sirve de nada, mantener una amistad en la que no somos valorados por quienes somos en realidad. Cuando somos capaces de mostrar a las otras personas que estamos dispuestos a respetar sus puntos de vista siempre y cuando ellos hagan lo mismo con los nuestros, estamos en vías de desarrollar una relación de amistad más transparente y sincera.

2. Practica la honestidad

En una relación de amistad es importante ser honestos con los demás, teniendo en cuenta que la honestidad no se trata de decir siempre todo lo que sabemos, sino simplemente de no engañar a las demás personas. La honestidad implica decir las cosas directamente, y evitar usar intermediarios para comunicar nuestras opiniones. Es común que la información se distorsione cuando no es contada en primera persona.

3. Demuestra confianza

Un aspecto esencial para fortalecer y mantener las relaciones con los demás es ser confiable, para conseguirlo debemos mantener la integridad en cuanto a nuestras opiniones y acciones, evitando cambiar constantemente de ideas respecto a lo que decimos o hacemos. Muestra cierto nivel de vulnerabilidad para crear vínculos con los demás, contar algunas anécdotas referentes a nosotros donde nos hayamos visto en situaciones difíciles hace que los demás puedan empatizar con nosotros.

4. Practica la espontaneidad

Difícilmente alguien podría planificar con exactitud la manera en la que se comporta cuando está con sus amigos, lo ideal es ser nosotros mismos, sin temor a ser juzgados. La espontaneidad se refiere comportarse libremente sin la necesidad de usar protocolos sociales rígidos para encajar en el grupo.

5. Aumenta tu empatía

Tener la capacidad de ponernos en la piel de otros es indispensable para mantener buenas relaciones interpersonales. No basta únicamente con hablar de nosotros mismos y escuchar las anécdotas de los demás. Es necesario comprender también las situaciones ajenas.

6. Aprende a escuchar

Practica una escucha activa, la cual consiste en atender eldiscurso de las otras personas sin interrumpir y dando señales de atender a lo que se dice. No es lo mismo oír que escuchar. Cuando escuchamos estamos poniendo atención e interpretando lo que el otro quiere hacernos llegar con sus palabras, mientras que cuando oímos no estamos haciendo uso de nuestra capacidad de análisis.

7. Mantente humilde

No importa el éxito que tengas, o cuántos recursos materiales estén a tu alcance, si consigues mantener la humildad lograras mantener relaciones de amistad reales. Las buenas amistades no se acercan a ti por las cosas que tienes, sino por tus virtudes como ser humano. Sé amable, muestra educación, y evita los comportamientos ostentosos para que las personas a tu alrededor se sientan mejor estando contigo. Y no lo hagas únicamente por agradar, hazlo porque sabes que es lo correcto, practica la humildad como algo natural.

8. Si tienes que criticar, critica las acciones

Dirige tus críticas hacia los comportamientos concretos, no hacia las personas. De este modo, minimizarás las probabilidades de ofender y, a la vez, estarás expresando claramente qué tipo de actitudes y acciones pueden ser mejoradas y corregidas, sin recurrir a esencialismos.

9. No te guardes las cosas, háblalas en su momento.

Si te acostumbras a no hablar cuando notas que hay algo importante que deberías decir pero que no te atreves a expresar, entrarás en una dinámica en la que cederás siempre y cargarás con responsabilidades de manera innecesaria (porque postergarás la resolución de problemas). Practica el asertividad y asume que hay situaciones incómodas por las que debes pasar en favor de la honestidad y de la solidaridad y la colaboración con los demás.

10. Mantén el contacto

Es necesario para llevarte bien con los demás preguntar cómo están los demás. Aunque parezca una cuestión bastante obvia, en ocasiones los días se pasan y no tenemos noticias de alguno de nuestros colegas, vecinos, amigos… Puedes hacerles una llamada, escribirles algunos mensajes, o ir a visitarlos para comprobar que se encuentran bien, si el trato es cercano.

 

 

Contacto: email: violetags14@gmail.com

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